Rajoy repetía por activa y por pasiva que nada de subir impuestos, que eso
era “el sablazo del mal gobernante”; la primera decisión que tomó como
presidente fue anunciar la subida del
IRPF, y poco después ese sablazo se tradujo en una subida de todos los
tipos porcentuales del IVA. La sanidad ya no es universal,
excluyendo a inmigrantes y mayores de 26 que no hayan cotizado; repago
farmacéutico y sanitario. Cientos de miles de españoles perdieron de un plumazo
su acceso a la dependencia, ley que está
siendo denostada. Una reforma
laboral totalmente contraproducente: en vez de menos desempleo, mes a mes
se va engrosando las listas del paro, debido, entre otras cosas, a que los
empresarios tienen las manos libres para “romper contratos”; a esto hay que
sumarle que las coberturas a desempleados han menguado considerablemente. Hoy en
día estudiar una carrera en España es
bastante más caro que hace un año, además de recortar en docentes por lo
que las aulas están cada vez más abarrotadas y las salas de profesores más vacías.
Los funcionarios se encuentran “congelados
y recortados”. Con el PP en el gobierno los bancos han recibido todas las ayudas posibles, mientras las personas han quedado en un segundo
plano.
De un año hacia aquí, las calles se
han llenado de protestas un día sí y otro también, huelgas generales a
parte, y es que Rajoy ha conseguido indignar a jóvenes, mayores, parados,
ocupados, pensionistas, padres, madres y un largo etcétera de españoles. Así
pues, “la varita mágica” del PP sigue sin surtir efecto tras un año de despropósitos,
situándonos incluso en una situación peor
de lo que cualquiera podía imaginar.
De la euforia de hace un año... |
... a la preocupación actual por el empeoramiento del país. |
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