Este verano está siendo el más crítico desde que nos hallamos inmersos en
una crisis que parece infinita. Cada semana el gobierno de Rajoy asfixia un
poco más a este país, cuando, sin embargo, hablan de “salvar a España”. Medidas
impopulares, porque lo son, pero sobre todo injustas, porque siempre pagan los
mismos y más aún cuando la responsabilidad de esta crisis recae sobre unos
ciudadanos que estamos llamados a conseguir alejarnos de ella; verdaderamente
algo no funciona. Hoy en día estas medidas injustas siguen sin dar sus frutos;
Rajoy espera una respuesta pero ésta no llega, bueno sí, pero en forma de malas
noticias: la prima de riesgo, esa que mirábamos para ver si nos rescataban o
no, está en torno a 630 puntos cuando hace relativamente poco temblábamos
cuando se acercaba a los 500; los mercados siguen sin otorgarnos confianza; el
BCE no actúa en nuestro favor; y para colmo, algunas Comunidades comienzan a
pedir al Gobierno central un rescate, aunque esa palabra esté prohibida. Resulta
muy curioso que la Comunidad Valenciana
esté, básicamente, “arruinada” cuando antes de la campaña electoral de noviembre
Rajoy la ponía como ejemplo de administración y buena situación económica
gobernada por el imputadísimo Camps.
Desde el PSOE se ha pedido por activa y por pasiva una rectificación
urgente de la política económica que está llevando acabo el PP. Era imposible
que en época de recesión aplicar más y más recortes arrojase algún resultado
positivo; por desgracia, teníamos claro que abaratar el despido en una economía
en recesión solo produce más despidos y más paro; y claro está que todos los
sacrificios que el gobierno les está imponiendo a los ciudadanos son, además de
injustos, completamente inútiles.
Por ello, en un verano marcado por los terribles recortes impuestos por la
derecha, por la crispación de unos dirigentes conservadores a los que le vienen
grandes estos momentos (hablamos del famoso “¡que se jodan!”), y marcado también
por el fantasma del rescate que sobrevuela nuestras cabezas, es necesario hacer
memoria de un gran dirigente político fallecido actualmente : Gregorio Peces-Barba.
Quizás hoy en día haría falta dirigentes como él, fiel a sus ideas. Socialista
de pro, padre de la
Constitución y respetado por todos, tanto que ha reunido en
su funeral a dirigentes de derechas, de izquierdas, de sindicatos, empresarios,
etc. Quizás, personas así es lo que este país necesita.
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